
30 DIAS A LA VICTORIA A TRAVEZ DEL PERDON
DIA 4
EL DOLOR DEL PASADO
Si Satanás puede convencerte para que te enfoques en tu pasado, puede evitar que cumplas el designio divino para tu vida. Sin embargo, Dios te invita a pensar en tu futuro (Jer. 29:11). El enemigo dice: “¡No puedes, por el daño causado!”. Pero Dios dice: “¡Tú puedes, a pesar de todo!”. El enemigo te define por tu pasado para confinarte. Pero Dios, señalándote tu futuro, te liberará y te mostrará quién eres realmente.
Amigo, nunca permitas que tu pasado te impida avanzar hacia tu futuro. Aprende del ayer, pero no vivas en el pasado.
Los israelitas lucharon con esto tras escapar de 430 años de dominación en Egipto. Habían salido de allí, pero Egipto no los había dejado. Cuando enviaron espías a la tierra prometida, estaban al borde del precipicio de un mañana glorioso. Pero decidieron centrarse en la aflicción del pasado y no en los retos del futuro, y no avanzaron. Consideraron la vida por el espejo retrovisor y no a través del parabrisas de la oportunidad.
Dios había liberado a los israelitas de su pasado (Egipto) y los llevó a su futuro (Canaán). Sin embargo, escogieron enfocarse en el ayer y perdieron la oportunidad. En consecuencia, vagaron por el desierto durante cuarenta años, el tiempo suficiente para que Dios los desconectara de su pasado. Para muchos de nosotros, el futuro nunca llega porque estamos atados a nuestro pasado. Cargamos con tanto equipaje del pasado, que apenas podemos vivir el presente, y mucho menos avanzar a nuestro futuro. Tal vez sufriste una ofensa hace mucho tiempo, pero si todavía estás luchando por perdonarla, te está reteniendo.
Los israelitas estaban amarrados a su pasado, porque no habían podido soltarlo para seguir adelante. Cuando salieron de Egipto, pudieron haber llegado a Canaán en treinta y cinco días, pero el viaje duró cuarenta años, porque seguían mirando atrás.
PARA EXPERIMENTAR LA VICTORIA A TRAVÉS DEL PERDÓN, ASEGÚRATE DE CURAR TUS HERIDAS.
¿Te suena? ¿Sientes que a estas alturas deberías haber avanzado más en tu vida… en tu carrera laboral, tus relaciones, tu familia, tus finanzas o tu bienestar emocional y espiritual? Si es así, fíjate dónde estás mirando. ¿En el espejo retrovisor o en el parabrisas?
¿Cómo lo puedes saber? Aquí tienes una forma. ¿Sueles pensar: ¿Y si…? o ¿por qué…? o si solo pudiera…? Podría temer que, por lo que te ocurrió, jamás recuperarás la esperanza que tuviste una vez. Podrías temerle a que alguien te haya enredado demasiado, te haya robado la inocencia o echado por tierra tu futuro. El pasado es real, no se puede negar. Pero asegúrate de no mirarlo tanto que te pierdas el hoy y, así, se atenúe la luz de tu mañana.
Cuando alguien peca contra ti o cometes pecados que lamentas, tu alma queda herida. Si dejas la herida sin tratar, la llaga se infectará y el dolor aumentará. Si alguien te roza accidentalmente, saltarás de dolor y lo agredirás.
Para experimentar la victoria a través del perdón, asegúrate de curar tus heridas. Déjalas sanar y en vez de centrarte en las cicatrices del pasado, enfócate en tu nuevo comienzo. Es un día nuevo. Vívelo. Ve paso a paso. Momento a momento. Vive en el perdón del presente, no en el dolor del pasado, y paso a paso avanzarás hacia un futuro victorioso.
Si Satanás puede convencerte para que te enfoques en tu pasado, puede evitar que cumplas el designio divino para tu vida. Sin embargo, Dios te invita a pensar en tu futuro (Jer. 29:11). El enemigo dice: “¡No puedes, por el daño causado!”. Pero Dios dice: “¡Tú puedes, a pesar de todo!”. El enemigo te define por tu pasado para confinarte. Pero Dios, señalándote tu futuro, te liberará y te mostrará quién eres realmente.
Amigo, nunca permitas que tu pasado te impida avanzar hacia tu futuro. Aprende del ayer, pero no vivas en el pasado.
Los israelitas lucharon con esto tras escapar de 430 años de dominación en Egipto. Habían salido de allí, pero Egipto no los había dejado. Cuando enviaron espías a la tierra prometida, estaban al borde del precipicio de un mañana glorioso. Pero decidieron centrarse en la aflicción del pasado y no en los retos del futuro, y no avanzaron. Consideraron la vida por el espejo retrovisor y no a través del parabrisas de la oportunidad.
Dios había liberado a los israelitas de su pasado (Egipto) y los llevó a su futuro (Canaán). Sin embargo, escogieron enfocarse en el ayer y perdieron la oportunidad. En consecuencia, vagaron por el desierto durante cuarenta años, el tiempo suficiente para que Dios los desconectara de su pasado. Para muchos de nosotros, el futuro nunca llega porque estamos atados a nuestro pasado. Cargamos con tanto equipaje del pasado, que apenas podemos vivir el presente, y mucho menos avanzar a nuestro futuro. Tal vez sufriste una ofensa hace mucho tiempo, pero si todavía estás luchando por perdonarla, te está reteniendo.
Los israelitas estaban amarrados a su pasado, porque no habían podido soltarlo para seguir adelante. Cuando salieron de Egipto, pudieron haber llegado a Canaán en treinta y cinco días, pero el viaje duró cuarenta años, porque seguían mirando atrás.
PARA EXPERIMENTAR LA VICTORIA A TRAVÉS DEL PERDÓN, ASEGÚRATE DE CURAR TUS HERIDAS.
¿Te suena? ¿Sientes que a estas alturas deberías haber avanzado más en tu vida… en tu carrera laboral, tus relaciones, tu familia, tus finanzas o tu bienestar emocional y espiritual? Si es así, fíjate dónde estás mirando. ¿En el espejo retrovisor o en el parabrisas?
¿Cómo lo puedes saber? Aquí tienes una forma. ¿Sueles pensar: ¿Y si…? o ¿por qué…? o si solo pudiera…? Podría temer que, por lo que te ocurrió, jamás recuperarás la esperanza que tuviste una vez. Podrías temerle a que alguien te haya enredado demasiado, te haya robado la inocencia o echado por tierra tu futuro. El pasado es real, no se puede negar. Pero asegúrate de no mirarlo tanto que te pierdas el hoy y, así, se atenúe la luz de tu mañana.
Cuando alguien peca contra ti o cometes pecados que lamentas, tu alma queda herida. Si dejas la herida sin tratar, la llaga se infectará y el dolor aumentará. Si alguien te roza accidentalmente, saltarás de dolor y lo agredirás.
Para experimentar la victoria a través del perdón, asegúrate de curar tus heridas. Déjalas sanar y en vez de centrarte en las cicatrices del pasado, enfócate en tu nuevo comienzo. Es un día nuevo. Vívelo. Ve paso a paso. Momento a momento. Vive en el perdón del presente, no en el dolor del pasado, y paso a paso avanzarás hacia un futuro victorioso.